If this wings could fly.

Un mes. 

Se necesita solo un mes para que tu vida se derrumbe o para que tu vida vuelva a una calma de mentira. 

Hace dos meses creía que me volvería loca si volvía a escuchar otra vez una palabra. Hace dos meses mis días estaban rodeados de palabras que no quería oír, de momentos incómodos, de situaciones que no quería vivir. 

Hace un mes decidí probar. Decidí hacerle caso a todo el mundo menos a mi misma. Partí hacia un destino al que no quería ir. Hice lo que se suponía que estaba bien, lo que todos, excepto yo, pensaban que sería lo correcto.

Hace un mes volvía en un tren mientras lágrimas resbalaban por mis mejillas. Unas lágrimas de tristeza pura, de desilusión, de fracaso. 

Hoy, un mes después, todavía no he sido lo suficientemente fuerte para contar lo que sentí.

Mucha gente me ha preguntado ¿por qué?

La respuesta es, porque si.

Creo que hay ciertos casos que no necesitan una explicación. Que no la tienen. No puedo explicar por qué pienso lo que pienso, por qué siento lo que siento, o por qué actúo como actúo. Lo hago. Y lo hago precisamente porque así soy yo. Esa es la razón.

¿Por qué?
Porque así soy yo.

Aunque nunca sea suficiente. Aunque nunca acierte. Aunque siga perdida. Aunque no sepa hacia donde ir. Aunque no sepa como actuar.

Así soy yo.